Los modelos de negocio del descubrimiento de fármacos han evolucionado de muchas formas a lo largo de la última década. Uno de los cambios más notables ha sido un aumento de la colaboración entre los investigadores del mundo académico y la industria farmacéutica. Spinraza y Kymriah, ambos considerados avances médicos revolucionarios en los últimos años, son ejemplos de fármacos recientemente aprobados resultantes de estas asociaciones.
Para los investigadores académicos, las ventajas de la colaboración son obvias. El respaldo financiero de la industria farmacéutica proporciona un flujo estable de fondos y mejora sus posibilidades de hacer un trabajo que tenga un impacto real. Para los investigadores de la industria farmacéutica, también hay ventajas. La colaboración puede comenzar como financiación para la investigación académica con derecho preferente a la licencia de cualquier candidato prometedor que surja. Esto ayuda a las empresas farmacéuticas a rellenar los huecos de su cartera con un nivel menor de coste y riesgo. Aunque este modelo es el más habitual, hay otros tipos de colaboración innovadora entre el mundo académico y la industria, como el de Takeda Pharmaceuticals con la Universidad de Kioto en Japón y la Universidad de Stanford en Estados Unidos y el de Sanofi con la Universidad de California en San Francisco, también en Estados Unidos.
Superar los desafíos de la colaboración entre el mundo académico y la industria
Aunque los modelos de colaboración entre el mundo académico y la industria tienen éxito en muchos casos, su desarrollo no está exento de desafíos. Fundamentalmente, las instituciones académicas e industriales han desarrollado culturas radicalmente diferentes que dificultan la colaboración. Me gustaría destacar aquí tres obstáculos comunes para el éxito de la colaboración entre el mundo académico y la industria y proponer algunas ideas para superarlos.
1. Salir del silo
Tradicionalmente, los científicos elegían trayectorias profesionales académicas o industriales y, una vez elegidas, rara vez daban el salto a la otra. Esto lleva en muchos casos a perspectivas insulares por ambas partes y restringe la comunicación y la comprensión mutua en los acuerdos de colaboración. Para superar estos desafíos, las empresas farmacéuticas pueden contratar a líderes del sector académico para que ocupen puestos de liderazgo en el campo de la investigación o viceversa.
Uno de los ejemplos mejor conocidos es el de Merck, que contrató al profesor Peter S. Kim, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en 2001. Esto, que en aquel momento fue una decisión valiente y arriesgada, allanó el camino para que otros científicos de prestigio del mundo académico aceptaran liderar operaciones de investigación de más envergadura.
Sin embargo, la movilidad profesional entre el entorno de la investigación del sector académico y la industria sigue siendo limitada. Los programas que proporcionan oportunidades de reclutar talento en los dos entornos o incluso de colaborar temporalmente como investigador visitante fomentarán la comprensión mutua y el desarrollo de una perspectiva común que, probablemente, impulsará el éxito de la colaboración.
2. Problemas espinosos relacionados con la propiedad intelectual
Una de las principales fuentes de conflicto en las colaboraciones entre el mundo académico y la industria son los derechos de propiedad intelectual sobre los resultados de la investigación. Las empresas farmacéuticas gestionan la PI como un activo y se aseguran de que la confidencialidad se respeta hasta que se presenta la patente. En el sector académico, la prioridad es publicar y compartir los resultados para favorecer el progreso futuro de la investigación, y las patentes son algo muy secundario, cuando no irrelevante.
Aunque las instituciones académicas están empezando a dar más importancia a la PI, la diferencia cultural, muy asentada, suele dificultar la colaboración. Para mejorar la comprensión general de la legislación básica sobre patentes en la comunidad investigadora académica, la educación sobre la PI se debería incorporar en los programas de estudios tecnológicos y de ciencia fundamental. Aunque los investigadores académicos seguirán compartiendo sus descubrimientos, cuando revelen información deben ser conscientes de las implicaciones desde el punto de vista de la PI para evitar conflictos con las solicitudes de patentes presentadas por un socio de la industria.
3. Plataformas insuficientes para fomentar la innovación abierta
La innovación abierta es un modelo que permite que varios participantes compartan datos comunes y otras informaciones que cada uno de ellos use en sus propias actividades de innovación. En muchos casos, este intercambio de datos es esencial para la colaboración entre el sector académico y la industria. El desafío radica en que este intercambio de información es más eficiente cuando se dispone de una plataforma tecnológica que gestiona el alojamiento, la estructuración y la seguridad de los datos, así como la autenticación de los usuarios. Sin embargo, crear y mantener esa infraestructura puede ser caro y lento, lo que lo convierte en una inversión compleja que para muchas instituciones académicas y de la industria, por separado, puede resultar difícil de justificar. Aunque algunas organizaciones se han asociado para crear plataformas de este tipo, esas relaciones suelen verse lastradas por problemas políticos, legales y tecnológicos que obstaculizan el éxito.
Es necesario desarrollar plataformas de gran escala gestionadas por terceros neutrales para derribar estas barreras. Si los miembros pudieran limitarse a pagar una parte razonable del coste en función de su uso sin verse ahogados en los aspectos administrativos y de gestión de la plataforma, probablemente el modelo funcionaría mucho mejor. Eso permitiría a los equipos de investigación usar los repositorios de datos comunes.
Una perspectiva común posibilitada por las soluciones de información
Aunque estos desafíos pueden parecer dispares, es imprescindible contar con una perspectiva más amplia para superarlos, y para eso se necesita información. Como especialista en soluciones de información científica, CAS puede ayudar a los investigadores y a los líderes empresariales de las organizaciones académicas y comerciales a obtener una perspectiva general de sus áreas de interés.
Por ejemplo, con herramientas como SciFindern, puede realizar búsquedas en bibliografía de patentes y revistas científicas para identificar posibles colaboradores y empleados, y ayudar a los colaboradores de las distintas organizaciones a ganar una perspectiva común. En el futuro, organizaciones externas como CAS podrán usar sus conocimientos sobre gestión de datos científicos para actuar como administradores de nuevas recopilaciones de datos y apoyar las iniciativas de innovación abierta.
¿Su organización se está planteando participar o está participando ya en colaboraciones entre el mundo académico y la industria? Le recomiendo que contacte con CAS hoy mismo para descubrir cómo puede ayudarle.